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22 noviembre, 2013

3rd (Continuación) Full moon

A song: http://www.youtube.com/watch?v=cmSbXsFE3l8


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[+]   Aquella tarde no era de las más frías que se podían encontrar dentro del solsticio de invierno. Pese a todo, era necesario llevar un abrigo lo suficientemente gordo, que no dejase penetrar el frío ni dejara escapar el propio calor corporal, además de unos guantes que protegieran las manos de la incómoda temperatura. En el suelo, quedaban algunos charcos de la lluvia de la mañana, rodeados de un contorno ya seco, pero que había dejado humedad en la piedra. Las aceras de las calles, presentaban un aspecto sucio con zonas más oscuras que otras y los bancos todavía estaban mojados por lo que no había nadie ocupándolos. La jornada se parecía cada vez más a un domingo. De fondo, se escuchaba algún ruído de gente y platos, muy entrecortado y solo de vez en cuando, muy probablemente proviniente de algún bar o taberna cercano. Por la carretera apenas circulaban automóviles ya que la mayor parte de la gente seguía en sus trabajos. El viento silbaba suave mientras tiraba las hojas más secas de los árboles formando así un lecho marrón acolchado sobre la hierba medio oculta. El otoño ya había llegado. Lo más bonito de aquella gran ciudad, era la gran aproximación que había entre ella misma y el bosque colindante, que protegía dos caras de la misma como una barrera vegetal infranquable. 
   Los árboles, de hoja perenne, no tenían intención de cambiar sus hojas, desafiando a las fechas, a la estación y a cualquier cosa que quisiera quitárselas y dejarlos sin protección. Pero no solo resistían a la acción de la misma naturaleza que los había creado, sino que permanecían erguidos frente a la acción del hombre que tanto intentaba acabar con ellos. Lo conseguían. Quizás debido a muchos siglos y milenios de adaptación que los había convertido en troncos férreos y seguros con raíces profundas que no se despegaban del suelo bajo casi ninguna cirscuntancia. Crecían en equilibrio, apoyándose en sus ramas para no caer hacia ningún lado y aguantar los embites del viento más audaz. Despedían inteligencia y sabiduría pero su esencia no dejaba de ser cada vez menor.[+]

[To be continued]

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